A propósito del día mundial de la bicicleta celebrado este fin de semana, observamos los avances en infraestructura de ciclovías que han tenido algunas ciudades, provincias o localidades de nuestro país, siguiendo la promesa del programa de gobierno que apuntaba a inaugurar 2000 kilómetros de ciclovía en estos cuatro años. Si bien es una tarea ambiciosa y difícil de alcanzar, más preocupante es la falta de implementación asociada a este uso, a la falta de estacionamientos y lugares seguros donde poder dejarlas.
No sacamos nada con construir cientos de kilómetros si no existen las condiciones mínimas para movernos en bicicleta desde la casa al trabajo, al colegio o al centro comercial. No es posible que al visitar el Museo Nacional de Bellas Artes, el edificio y sus alrededores no cuente con estacionamiento para bicicletas ni un lugar reservado donde poder alojarlas; y peor aún, que los guardias aconsejen no dejarlas amarrada a un poste porque corren peligro.
Ha habido algún avance en permitir que las bicicletas puedan ser trasladadas los días domingos en el Metro de Santiago, no obstante, esto sólo parece un gesto que no aborda la solución de manera permanente en los distintos medios del transporte público.
Si queremos incentivar el uso de la bicicleta, pensemos en políticas integrales que aborden de manera seria la intermodalidad de usos y el acceso de la bicicleta a edificios y áreas de uso público, con estacionamientos adecuados; de eso modo estaremos realmente celebrando “el día de la bicicleta”.
Por Francisco Azagra, Académico Facultad de Ingeniería y Arquitectura, U.Central.