El neologismo Huérfila pone nombre a uno de los dolores más profundos que puede experimentar un ser humano: la pérdida de un hijo. Y es también el título de la primera novela de la escritora chilena Florencia Ana Sánchez Valenzuela, autora de la colección de cuentos infantiles “El Mundo de Lucinda”, quien explora en su estreno en el género la historia de Fátima, una mujer de 40 años que pierde en extrañas circunstancias a su única hija.
Como contexto de su primera novela, Florencia Ana expone que la muerte, el duelo y la maternidad, en muchos casos impuesta y solitaria, son temas que le interesa abordar desde una perspectiva humanista y literaria. Esto explica, entre otras cosas, el título que le da el nombre a la novela:
Huérfila, un neologismo creado por madres y padres que han visto morir a sus hijos y que aún no es incorporado por la Real Academia de la Lengua Española.
“Huérfano es quien pierde un padre y huérfilo quien pierde un hijo. Como sociedad estamos tan alejados de la muerte, aunque es lo único seguro. Cuando alguien muere provoca cosas muy dolorosas, y al mismo tiempo, por individualismo y egoísmo, no se le da el espacio. El duelo por un hijo no es reconocido por el Estado, los tiempos de duelo son reducidos e incluso la licencia por esta razón es más corta que el post natal”.
La autora se niega a reducir la historia “simplemente” a su argumento, pues la cataloga como una novela “contemporánea y fragmentaria” en la que su mayor atributo es la profundidad que alcanza en su desarrollo. La ficción narra la historia de Fátima, una mujer que se vio obligada a dejar atrás su sueño de ser artista para dedicarse a la crianza de su hija Anaya.
Su experiencia muestra cómo, ante la muerte de su primogénita, esta madre enfrenta sentimientos de culpa, dudas y pérdida, que la llevan a extraviar la razón, ser internada en un manicomio y tener en un grupo de queltehues su único espacio de contención. La historia es acompañada por un paisaje propio de Chile, acaso la única relación que conecta la novela con la obra anterior de la artista: cuentos infantiles protagonizados por flora y fauna de nuestro país.
“Es una historia de ficción sobre temas que como escritora me interesa investigar. Aquellas experiencias sutiles que construyen un espacio de cambio entre un estado y otro: la vida y la muerte, la locura y la cordura. Como si en esos lugares hubiera un segundo en que algo se quiebra y no es tan difícil pasar al otro lado. Tiene que existir una voluntad muy fuerte para mantenerse. Desde la ficción, el imaginario y lo intuitivo, son temas interesantes de explorar”, sostiene la autora.
La novela, subraya Sánchez, está escrita con un lenguaje “propio del territorio chileno”, con palabras provenientes del quechua o el mapudungun, utilizadas de forma cotidiana en los hogares o fuera del ámbito público. “Es parte de nuestra identidad cultural. La historia está acompañada con términos de ternura que vienen de nuestros orígenes, como guagua o nanai”.
Huérfila –publicada por Catalonia con el apoyo del Fondo del Libro del Ministerio de Cultura– ya está en librerías