Ha transcurrido casi una década desde que en el 2013 la Asamblea General de la ONU definiera esta fecha para conmemorar el día de la no discriminación y llama la atención que aún se necesite un día especial que destaque la importancia de eliminar las barreras que obstaculizan la Participación Social de toda Persona, independiente de su condición o características.
Necesitar una fecha determinada para conmemorar aspectos de convivencia que parecen elementales, resulta aún más llamativo cuando el 1° artículo de la Declaración Universal de DDHH de la ONU indica que “todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos”.
Cierto es que se ha avanzado en materia de inclusión, sin embargo, resulta innegable que la brecha aún es enorme. Basta observar las interacciones que tienen lugar en nuestra sociedad, para encontrar todavía a múltiples colectivos en constante riesgo de exclusión social. Por ello se sigue haciendo necesario recurrir a iniciativas -como una fecha especial- que releven la importancia de avanzar en medidas favorecedoras de una participación en equidad de oportunidades.
Trazando un camino que permitiera a las naciones avanzar en una dirección común, los líderes mundiales adoptaron el año 2015 una serie de compromisos, estableciendo un conjunto de desafíos globales en la Agenda 2030: los Objetivos de Desarrollo Sostenible, que plantean metas a la comunidad global buscando asegurar la prosperidad de todos, sin que nadie quede atrás.
Así, especial atención se debe poner a colectivos que históricamente han debido sortear mayores barreras para ejercer su derecho de participación social y gozar de una vida plena, digna y de calidad. Debemos entonces seguir trabajando para erradicar toda forma de discriminación posible como: raza, religión, orientación sexual, discapacidad, nacionalidad, posición socioeconómica, entre otras condiciones o situaciones que puedan ser motivo de segregación.
La pandemia que enfrentamos ha develado el aumento de algunas desigualdades, o bien, se han visibilizado más. Cualquiera sea el caso, debemos actuar con celeridad si se pretende cumplir con la agenda 2030 y no se podrá avanzar al ritmo requerido, de no contar con normativas que favorezcan explícitamente la no discriminación y la participación social en igualdad de oportunidades.
No es casual, entonces, que el lema del 2022 para esta fecha conmemorativa haya sido: “Eliminemos las leyes que perjudican, creemos leyes que empoderan”. Si todas las naciones aplicaran esta premisa, podríamos dejar atrás el concepto INCLUIR para referirnos sencillamente a convivir.
Alejandra Ríos Urzúa, Directora Diploma en Habilidades Laborales Universidad Andrés Bello