La temperatura es un factor determinante en el crecimiento y desarrollo de los vegetales, ya que influye en todos los procesos biológicos como, por ejemplo, germinación, crecimiento, floración y maduración. “Por lo mismo, las plantas requieren temperaturas determinadas para poder cumplir su ciclo vegetativo, desde su germinación hasta la maduración de sus frutos”, explica Marjorie Domínguez, Directora de la Carrera de Agronomía en Universidad de Las Américas.
El crecimiento (desarrollo) de las plantas, como en todo organismo vivo, bajo condiciones adecuadas de los otros factores ambientales, está determinado por las temperaturas cardinales de la especie. Lo anterior, agrega la experta, se puede clasificar de la siguiente forma:
- Mínima: temperatura bajo la cual el crecimiento se detiene.
- Óptima: temperatura donde el crecimiento es más rápido.
- Máxima: temperatura sobre la cual el crecimiento se detiene.
En todas sus etapas fenológicas, los vegetales poseen temperaturas óptimas, mínimas y máximas. Las temperaturas cardinales, obviamente no son iguales para todas las plantas y están determinadas por las zonas, épocas del año y métodos de cultivo. En este contexto “una de las agrupaciones más útiles es la clasificación térmica de las hortalizas, la que, en relación con un clima temperado, divide a las especies en dos grandes grupos: hortalizas de estación cálida o de verano y hortalizas de estación fría o de invierno”, comenta la profesional de UDLA.
Hortalizas de estación fría
Grupo A: Las hortalizas que pertenecen a este grupo poseen temperaturas óptimas de crecimiento entre 15 y 18 °C. No toleran temperaturas promedio mayores a 24°C y solo soportan heladas suaves. A este grupo pertenecen hortalizas como betarraga, berro de agua, brócoli, col acéfala, col crespa, rábano, espinaca, haba, nabo, pastinaca, raíz picante, rábano, repollo, repollo de bruselas, ruibarbo, rutabaga y salsifí.
Grupo B: Las hortalizas de este grupo solo se diferencian de las del grupo anterior en que son susceptibles a heladas cerca de su madurez. Entre los cultivos que pertenecen a este grupo están: acelga, achicoria, alcachofa, apio, papa, arveja, cardo, coliflor, endibia, escarola, hinojo, lechuga, mostaza, papa, perejil, repollo chino y zanahoria.
Grupo C: Las hortalizas que pertenecen a este grupo están adaptadas a temperaturas entre 13 y 24 °C y son tolerantes a heladas. En este grupo encontramos el ajo, cebolla, cebollino, chalota y puerro.
Hortalizas de estación cálida
Grupo D: Este grupo se adapta a temperaturas que van entre los 18 y 27 °C y no toleran heladas en ningún momento de su crecimiento. Aquí encontramos la calabaza, melón, maíz dulce, pepino, pimiento, poroto granado, poroto verde, tomate y zapallo.
Grupo E: Este grupo solo se diferencia del anterior en que sus temperaturas óptimas son mayores, por sobre los 21°C. Entre los cultivos que pertenecen a este grupo están: ají, berenjena, camote y sandía.
Marjorie Dominguez finaliza explicando que “las hortalizas de estación cálida se caracterizan por tener un requerimiento de temperaturas cardinales más altas que las de estación fría, con óptimas sobre 18ºC. La mayoría de estas especies son originarias de zonas tropicales o subtropicales y presentan susceptibilidad a daño por enfriamiento (“chilling injury”) y a daño por heladas (“freezing injury”)”.