Los mitos y verdades del consumo de alcohol ad portas de la entrada en vigencia de nueva normativa de etiquetado

Desde 2016, con la nueva Ley de Etiquetados, una serie de productos tuvieron que incluir en sus envases sellos de “Alto en”, para advertir a las personas que los alimentos que contenían sobrepasaban los niveles máximos en calorías, sodio, grasas saturadas y/o azúcar.

A partir del domingo 7 de julio será el turno de las bebidas alcohólicas, que deberán incorporar en sus envases sellos sobre los riesgos y consecuencias del consumo nocivo de alcohol.

Estas etiquetas contemplan tres mensajes: “No beber al conducir” (con un dibujo tachado de un automóvil), “Riesgo para tu bebé” (con un dibujo tachado de una mujer embarazada bebiendo) y “No beber menores de 18 años” (con un dibujo tachado que indica “-18″). A su vez, los mensajes estarán puestos bajo la frase “el consumo nocivo de alcohol daña tu salud”.

Para la jefa de Psiquiatría de Clínica Las Condes, Dra. Maritza Herrera, la nueva normativa “es una buena noticia, porque entrega señales correctas ante una realidad que muchas veces no se quiere ver y que se relaciona con las adicciones”.

La especialista recuerda que con la entrada en vigencia de los sellos de advertencia en las cajetillas de tabaco “se generó un gran debate y muchas personas dijeron que no servían para nada. Bueno, acompañado de otras medidas, como la prohibición de fumar en ciertos espacios, permitió concientizar a la población y, en poco tiempo, redujo el consumo de tabaco en personas que lo hacían diariamente: del 40% de adultos que fumaban a diario, se redujo a un 20%. Eso es un éxito”, afirma.

En esta línea, el gastroenterólogo de Clínica Las Condes, Dr. Roberto Merino, subraya que “es necesario educar en torno al consumo de alcohol, restringir su acceso y desmitificar una serie de frases que lo único que hacen es ocultar un problema”.

¿Cuáles son los mitos más difundidos sobre el consumo de alcohol? De acuerdo a la especialista, lo más común tiene que ver con la frecuencia con que, supuestamente, se puede beber alcohol sin que sea un problema, cómo “reponerse” del consumo excesivo o la necesidad de hacerlo para “capear” el frío.

Mitos y verdades

Tomar un café cargado o darse un baño de agua fría permite volver a estar sobrio rápidamente

La respuesta del Dr. Merino es categórica: “Falso. El consumo excesivo de alcohol solo se puede ‘superar’ con el transcurso del tiempo. En otras palabras, el alcohol se elimina del organismo con el paso de las horas”.

Tomar alcohol solo los fines de semana no genera daños en el organismo

“El daño que puede provocar el consumo de alcohol –explica el gastroenterologo CLC- depende de la cantidad que se ingiera, es decir, a mayor cantidad, mayor daño, y también de la intensidad, o sea, la misma cantidad concentrada en menos tiempo es más dañina. Entonces, decir que tomar alcohol solo ciertos días de la semana da lo mismo, puede, de todos modos, ocultar un consumo problemático”.

El consumo de alcohol sirve para entrar el calor y capear el frío

Al respecto, el Dr. Merino dice que “es una media verdad”. “Es cierto que el alcohol genera una sensación momentánea de calor, porque dilata los vasos sanguíneos y dirige la sangre hacia la superficie de la piel. Sin embargo, esto es solo algo momentáneo y, en poco tiempo, la temperatura interior del cuerpo disminuye y se siente más frío”.

Unos “traguitos” ayudan cuando se está bajoneado, porque suben el ánimo y ayudan a superar el cansancio

En este punto, la psiquiatra Maritza Herrera advierte que “si una persona está deprimida, lo peor es que consuma alcohol, porque suele desinhibir las emociones y conductas, agudizando la situación. Aunque al principio pueda tener una breve sensación de relajo, posterior al consumo se da un bajón importante en los siguientes días, lo cual es de riesgo extremo si hay ideas suicidas. Además, el consumo de alcohol tiende a generar mayor fatiga física y más sueño, tendencia a conductas de alto riesgo, problemas interpersonales; así que no ayuda en nada para los que creen que se pueden sacar de encima los problemas, al contrario”, sentencia.

El alcohol engorda

“¡Por supuesto!”, enfatiza el gastroenterólogo Dr. Merino, y añade: “El alcohol entrega al organismo más calorías que los azúcares y las féculas (harinas). Tomarse un par de copas puede añadir 500 calorías, o más, a su ingesta diaria”.



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